martes, 22 de enero de 2013

Archivos PDF: correcciones claras, simples y concisas


Estoy segura de que muchos de vosotros realizáis traducciones o correcciones que luego os piden que comprobéis nuevamente en formato PDF, tras haber pasado por un proceso de edición gráfica o DTP (Desktop Publishing), y así intentar identificar cualquier problema con el formato o posibles erratas antes de dar el carpetazo definitivo al proyecto.

Tanto si trabajáis con una agencia como con un cliente directo, esta fase de corrección puede llegar a hacerse eterna si no comunicamos nuestras correcciones de forma clara, simple y concisa. En mi opinión, es importante tener en cuenta lo siguiente:

En numerosas ocasiones, el equipo de profesionales que lleva a cabo la edición gráfica no habla el idioma en el que está escrito el documento que maquetan, lo cual es una dificultad añadida. Con esto no solo quiero decir que debemos asegurarnos de escribir nuestros comentarios en un idioma que ellos puedan entender, sino que, además, debemos prever que en la mayoría de los casos, tampoco son profesionales lingüísticos, por lo tanto, explicaciones complicadas sobre la razón del cambio sobran y pueden, incluso, dar lugar a confusiones y malentendidos.

De la misma manera, debemos evitar hacer anotaciones manuales, a menos que sea estrictamente necesario, y utilizar las herramientas de edición que nos permitan marcar el error a corregir de la manera más vistosa posible.

El programa más idóneo para trabajar con archivos PDF es Adobe Acrobat. El mayor inconveniente que tiene es que no es gratuito. Sin embargo, hace algunos años descubrí otro programa que, además de tener las mismas herramientas de edición que Adobe Acrobat y las mismas funciones de navegación que Adobe Reader (miniaturas, zoom y lupa), es gratuito y utiliza menos memoria, con lo que ya gana muchos puntos. Se trata de Foxit Reader. Presenta alguna dificultad a la hora de seleccionar texto o leer archivos PDX, pero en general, es una opción alternativa muy buena a Adobe Acrobat.

Por otra parte, si sois usuarios de Adobe Reader 8 y os encontráis con una versión no administrada de un PDF, también podéis habilitar las herramientas de edición y comentarios eligiendo: Archivo > Guardar como > PDF ampliado de Reader > Habilitar comentarios en Adobe Reader, y así podréis disfrutar de estas herramientas de comentarios que no estarían disponibles de otro modo.

Como usuaria de Foxit Reader, a continuación incluiré lo que para mí son las herramientas más eficientes a la hora de marcar revisiones con este programa; veréis que son básicamente las mismas que encontraremos en Adobe Acrobat. El idioma en el que utilizo Foxit Reader es el inglés, por lo tanto, los nombres de las pestañas en las impresiones de pantallas las veréis escritas en este idioma:

1) Una de las mejores herramientas para marcar un comentario es el rectángulo:

Con ella podemos localizar de manera exacta la oración o el término al que nos queremos referir si se encuentra en una misma línea. Para insertar una nota indicando nuestra corrección o revisión, debemos hacer clic sobre él con el botón derecho del ratón una vez tenemos nuestra selección:






2) Cuando queremos marcar algo que ocupa varios renglones, es más fácil utilizar la herramienta para destacar:


Igual que con la herramienta del rectángulo, para insertar una nota indicando nuestra corrección o revisión, debemos hacer clic sobre la selección, una vez destacada, con el botón derecho del ratón:




3) Si no se pueden introducir las correcciones de las formas descritas anteriormente, la herramienta del lápiz es también muy útil:



4) Para indicar cualquier revisión a nivel global, lo más útil es utilizar la herramienta de comentario y destacar ejemplos de estos cambios en el texto:


5) Por último, intentad evitar tachar el texto con la herramienta de tachado. Los Mac no reconocen esta acción y se perdería la corrección.

Como imaginaréis, el programa tiene numerosas funciones muy útiles a la hora de editar textos en formato PDF. Sin embargo, he querido centrarme en las más utilizadas a la hora de realizar revisiones. Espero que os haya servido de ayuda y, por supuesto, si tenéis alguna duda o comentario, no dudéis en escribirme. ¡Hasta la próxima!

viernes, 4 de mayo de 2012

Cumpleaños feliz :)



Cómo pasa el tiempo... Hace ya un año que Curri Barceló me convenció para que me animara a unirme a la blogosfera y... ¡Aquí sigo! La verdad es que en los últimos meses no he podido actualizar el blog, pero espero poder ponerme al día lo antes posible. Este primer año como bloguera me ha permitido conocer un mundo que desconocía y que cada día me resulta más interesante. Gracias a este blog, así como a la página de Facebook de Tradúceme despacio que tengo prisa, he tenido la oportunidad de relacionarme con otros blogueros, conocer a muchos lingüistas con los que compartir experiencias y en definitiva, a sentirme parte activa de esta gran comunidad que formamos los traductores, correctores y demás profesionales del sector.

Muchas gracias a todos los que me animasteis a encaminarme por estos lares y me seguís, aunque os tenga un poquito abandonados J Prometo ponerme pronto manos a la obra con otra entradita. ¡Nos leemos!

jueves, 10 de noviembre de 2011

Quien tiene boca se equivoca. Y quien corrige, también.



«Lo único bueno de equivocarse es la alegría que provoca en los demás» (anónimo)


Bien es sabido que nadie es perfecto. Al mejor panadero se le quema el pan, el médico más experto se equivoca al dar un diagnóstico y hasta el hombre del tiempo falla en las predicciones meteorológicas... ¿Y los correctores? ¿No nos podemos equivocar? Al parecer, no. Cuando el traductor comete un error, todos esperan que el corrector esté ahí para solucionarlo. Aunque el traductor no lo vea, el corrector «debe» hacerlo. Ya se sabe que cuatro ojos ven más que dos, pero, ¿hasta qué punto somos responsables los correctores de la calidad final del texto?

Personalmente, estoy acostumbrada a trabajar en equipo y, en ocasiones, los textos en los que trabajo ya han pasado por un primer corrector cuando llegan a mis manos. Casi siempre, después de mí, al menos una persona más revisa mi trabajo para asegurarse de que no he obviado ningún error. A veces, incluso tienen lugar dos rondas más de correcciones, sobre todo en el caso de textos científicos. La verdad es que con estos últimos, toda precaución es poca: no es lo mismo tomar 15 ml de un jarabe que 75 ml. En estos casos especialmente me siento bajo mucha presión. No solamente intento hacer bien mi trabajo por obligación profesional, también mi conciencia está alerta de la importancia de detectar cualquier error por más imperceptible que parezca.

Sin embargo, a veces, por muy concentrado que estés en la lectura del texto, por muchas veces que lo leas y que lo compares con el original, no ves todos los errores que ya han cometido los que han trabajo en el texto antes que tú. Es materialmente imposible no equivocarse nunca al corregir ningún texto. Y punto. Igual que es imposible no equivocarse nunca al cocinar, al conducir, al hablar... A nadie le gusta equivocarse, y al colectivo corrector, si cabe, todavía menos. Cometer errores contradice nuestra función profesional, que justamente consiste en corregir las equivocaciones de los demás. No obstante, me indigna que nos exijan ser las maquinitas que detectan todos y cada uno de los errores que ya han cometido otros lingüistas que han trabajado en un archivo antes que nosotros, y que por supuesto, tienen todo el derecho a equivocarse también, faltaría más... ¡Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra!

Me considero una buena profesional: soy perfeccionista, me esfuerzo cada día por mejorar en mi trabajo, pero, desde luego, no soy ni Dios ni una CAT tool con glosario integrado. Soy simplemente humana. Y los humanos, precisamente, nos diferenciamos de las máquinas en varias cosas: tenemos sentimientos, somos imperfectos, no siempre somos tan eficientes como ellas pero, sin embargo, tenemos la capacidad de enmendar nuestros errores y mejorar. Por algo somos supuestamente seres inteligentes. Y por algo, los programas de traducción asistida son solo eso, una ayuda para el lingüista, no un sustituto. Porque incluso las máquinas se equivocan (para muestra, las problemáticas fuzzy matches). Y si una máquina se equivoca: ¿cómo se puede esperar que el imperfecto ser humano corrector no lo haga?

La verdad es que aunque esta industria de la traducción está integrada por profesionales humanos, ¿no pensáis que, en general, se actúa de manera bastante deshumanizada? Estamos acostumbrados a señalar los errores de los demás, y esto va por mí la primera, pero no nos paramos a pensar que, a veces, es también necesario destacar lo que los otros hacen bien por encima de los errores cometidos. Todos necesitamos que nos digan lo que hacemos mal para mejorar, por supuesto, pero también necesitamos oír lo que hacemos bien para reforzarlo y continuar trabajando en superarnos día a día, para sentirnos más seguros de nosotros mismos, para que trabajemos mejor, en definitiva, para seguir creciendo como profesionales y estar lo más motivados posible en nuestro trabajo.

Seguro que todos los que trabajáis como correctores habéis salvado numerosos documentos del desastre. Y seguro que habéis hecho muchas más cosas bien que mal. Pero, ¿no os da la sensación de que cada vez que cometéis un error, pesa más este que todos los que habéis solucionado? Es como si todo lo que habéis hecho bien se borrara de un plumazo. A mí me pasa a menudo, incluso llevando años ya trabajando en esto, y corrigiendo muchísimos textos a diario, todavía hoy me sigue afectando el hecho de equivocarme. Y justamente por eso me he decidido a compartir este sentimiento con vosotros, porque estoy segura de que no soy la única persona que se siente así.

Quería deciros que es vital que creamos en nosotros mismos como profesionales, a pesar de los errores que podamos cometer y de las dificultades que podamos enfrentar; aunque no nos reconozcan cuando hacemos un buen trabajo y por mucho que se dediquen únicamente a señalar lo que hacemos mal, debemos tener claro que el mejor corrector del mundo cometería errores alguna vez y que estos no deben servirnos para hundirnos, sino para reforzarnos y recordarnos que nuestro trabajo todavía puede ser mejor. Si incluso a nosotros se nos pasa inadvertido algún error, ¡imaginaos qué ocurriría si no existiéramos!

Porque, en definitiva, quien tiene boca se equivoca y quien corrige, también :)

lunes, 7 de noviembre de 2011

Premio a la bloguera versátil (Versatile Blogger Award) y nominados al premio Cherry on Top Award



Hace unas semanas, Curri Barceló (Localización y testeo con Curri), Ismael Pardo (Diario de un futuro traductor) y Víctor Gonzales (El Heraldo de la Traducción) me comentaron que me habían incluido en sus respectivas listas de premios Versatile Blogger Award. No me lo esperaba en absoluto, y desde aquí les doy las gracias de nuevo a los tres (no tengo ni idea de si me ha nominado alguien más, pero si es así, le doy las gracias también desde aquí).  :)

Hace ya casi cuatro años que tengo la suerte de conocer a Curri Barceló, a la que considero mi mentora. Ella me guió en mis primeros pasos por el mundo de la traducción cuando me sentía realmente perdida y no sabía ni redactar mi carta de presentación :). Nunca tendré palabras suficientes para agradecerle su apoyo incondicional a lo largo de estos años. Gracias a ella, además, descubrí la blogosfera, y por lo tanto, gracias a su insistencia existe este blog que me da la oportunidad de compartir con todos vosotros mi experiencia y conocimientos sobre corrección y traducción.

El blog de Ismael Pardo fue uno de los primeros que empecé a seguir cuando me convertí al «bloguerismo» Siempre me ha parecido muy interesante y recuerdo que me llamó mucho la atención su forma de escribir. Sencillamente, el suyo es uno de los mejores blogs sobre traducción del momento.

Por último, Víctor Gonzales es otro gran bloguero versátil que nos regala unas buenísimas entradas en El Heraldo de la Traducción, uno de mis blogs preferidos al que sigo fielmente desde hace meses y del que no me pierdo ni una sola entrada.

Y bueno, una vez terminadas mis «odas prosaicas» a estos grandes, sigo cumpliendo con las reglas del galardón :) :

Siete cosas sobre mí:

1.- Me encantaría ser escritora. De las de verdad. De las que escriben libros :D

2.- Soy una fanática del maquillaje. Tengo mil brochas, sombras, barras de labios y sé para qué sirve un top coat, ja ja ja. Varias personas me han pedido que cree un blog sobre cosmética y automaquillaje, pero todavía no me he animado... Quizá en un tiempo, nunca se sabe :)

3.- Estoy intentando aprender a tocar la guitarra. Mi padre la toca desde hace más de 35 años y la verdad es que yo me mareo cuando tengo tres acordes seguidos, ¡pero no me rendiré!

4.- Y mi fin único de aprender a tocar la guitarra no es otro que cantar mientras la toco... Sí, me chifla cantar. De pequeña cantaba en el coro de una iglesia (y en la ducha, y en el coche... bueno, ¡todavía lo hago! De momento, mis vecinos no han llamado a la policía...) y he hecho mis pinitos en varios karaokes. Mi primera y última actuación delante de público fue hace un mes en la boda de una amiga que quedó encantada, eso sí, ¡yo no probé bocado en toda la noche de los nervios que pasé!

5.- Estoy muy concienciada con la alimentación sana y equilibrada. Tengo mis propias normas y reglas alimenticias y mis amigos me explotan pidiéndome dietas de todo tipo... Igual podría sacarme un sobresueldo ;)

6.- Me pirran LOS SIMS. Es como jugar a las casitas sin tener que recoger los juguetes :D

7.- Hmmm... Estaba yo pensando que igual debería poner alguna cosa «más seria» que me encante hacer, pero ahora mismo no se me ocurre ninguna :D Bueno, también me encanta la cocina. Mezclar todo lo que tengo en la nevera y crear platos nuevos no se me da mal. Y si, además, a los platos acompañan un buen vino y una buena compañía, creo que poco más se puede pedir.

Y como me enrollo cual persiana, paso ya a escribiros los blogs que he descubierto recientemente (teniendo en cuenta que llevo medio añito como bloguera...). Me he dejado muchos, lo sé, ¡pero solo podía poner 15!

1.- ¡Traduzcamos!
2.- Leticia traduce
3.- El traductor en la sombra
4.- El placer de traducir
5.- (Nunca) sobran las palabras
6.- La traductora traidora
7.- El arte de traducir
8.- Letras de Sastre
9.- Azote ortográfico
10.- El taller del traductor
11.- En la punta de la lengua
12.- La prueba de lo ajeno
13.- Aventuras de una traductora-intérprete en Madrid
14.- El blog de Leon Hunter
15.- La magia de la traducción

Ahora os toca seguir la cadena :) Aquí os dejo las reglas del juego:

1. Agradécele al que te ha premiado y añade un enlace a su perfil o bitácora en tu entrada.
2.-Comparte siete cosas sobre ti.
3.- Pásale el premio a 15 bitácoras que hayas descubierto recientemente y que disfrutes leyendo.
4.- Contacta a los bitacoreros que hayas escogido para que sepan que les has dado el premio.

Y dicho esto, desde aquí promuevo, además, el premio Cherry on Top Award, que les concedo a Víctor Gonzales, Ismael Pardo y Curri Barceló, porque sus blogs tienen ese poquito más que los hace especiales :)
Y estas son las reglas de este otro premio, muuuy similares a las anteriores:

1.- Agradécele el premio a quien te lo envió
2.- Cuenta tres cosas sobre ti.
3.- Sube a tu blog una fotografía que te encante y explica porqué.
4.- Concede este premio a otros blogs que lo merezcan.

Hale chicos, ya tenéis faena :)

viernes, 7 de octubre de 2011

Entrevista exclusiva con la fundadora y la coordinadora editorial de la Revista Traditori

Tenía muchísimas ganas de escribir esta entrada y por fin he encontrado un huequecito para poder hacerlo. Permitidme compartir con vosotros, ¡y en exclusiva!, la primera entrevista concedida antes de la publicación del primer número de la Revista Traditori (¡que podremos leer muy pronto!). Como ya sabéis, la web Traditori, un espacio especialmente dirigido a traductores, correctores e intérpretes que tiene como finalidad compartir información, recursos y ayudarnos a ampliar nuestra red de contactos profesionales, lleva ya en marcha un tiempo y está creciendo cada vez más y más deprisa. Tanto es así, que hace unos meses surgió la novedosa iniciativa de crear una publicación en línea de carácter cuatrimestral dirigida principalmente a profesionales del ámbito de la traducción y a futuros lingüistas. Es un proyecto ambicioso, fresco, original y en el que además, tengo la gran suerte de poder colaborar como editora. Os invito a conocer un poco más esta novedosa publicación de la mano de su fundadora, Carolina López, y de la coordinadora del equipo editorial, Eva María Martínez, a las que agradezco de antemano el tiempo que se han tomado en responder estas preguntas. Espero que disfrutéis la entrevista y sobre todo, que os entre el gusanillo de visitar, o si sois del sector, apuntaros a la web Traditori y estar atentos a la próxima publicación de su revista.
***
Carolina, tienes que contarnos qué desayunas por las mañanas… Porque no solo no te has conformado con fundar el portal traditori.es, sino que, además, también procede de ti la idea de crear este nuevo proyecto editorial que está a punto de ver la luz. ¿Cómo nace la Revista Traditori?

Carolina: Bueno, la idea de crear la Revista Traditori tiene el mismo origen que la creación de la red social: proporcionar al profesional de la traducción servicios y recursos que ahora mismo no existen o se encuentran excesivamente dispersos en la red. En concreto, la idea de la revista se me ocurrió una noche de insomnio, de las tantas que he sufrido este invierno pasado... Y me acuerdo porque me tuve que levantar a escribirlo: me daba miedo que se me olvidara al día siguiente. Lo que más ilusión me hizo fue la respuesta inmediata de la gente al hacer el anuncio en Twitter. 

Desde luego, el proyecto pinta muy bien. Pero, cuéntanos, ¿qué fin persigue esta publicación?

Carolina: El objetivo es dotar a la profesión traductora de una revista profesional que no estuviera centrada exclusivamente en cuestiones de traductología. Una revista que diera solución a problemas con los que se encuentran los traductores en su vida laboral diaria: cuestiones fiscales, fraudes, clientes que no pagan, etc. Por otra parte, desde que iniciamos el portal traditori.es, el goteo de estudiantes pidiendo ayuda y consejo fue incesante, hasta el punto de que contactamos con Eugenia Arrés para crear un consultorio específico. Nos dimos cuenta de que los estudiantes de TeI se enfrentan a un mar de dudas e inseguridades al terminar la carrera. Con la revista, queremos ayudarles a tomar las decisiones adecuadas para su futuro laboral. 

Sé de buena tinta que la Revista Traditori persigue alejarse del convencionalismo del resto de publicaciones sobre traductología, y para ello cuenta con un amplio equipo editorial que aúna colaboradores de perfiles dispares. Esto desde luego es muy positivo a la hora de conformar las diferentes secciones que incluye la revista y ayudará, sin duda, a la calidad y variedad de los contenidos editoriales, pero, ¿cómo se formó realmente este joven y preparado equipo editorial y cómo se coordinan sus miembros?

Carolina: Bueno, la verdad es que desde Traditori hemos realizado muchas propuestas en muchos sentidos  y pocas han tenido la acogida que tuvo la revista. Lo que más me fascinó es que prácticamente no tuve que explicarle el proyecto a nadie: apenas pronuncié las palabras «queremos hacer una revista» ya tenía diez o doce respuestas de personas con un perfil profesional excelente. Fue como si les estuviera ofreciendo algo que llevaban esperando mucho tiempo. Automáticamente eso me acobardó un poco. Con la gente que se había apuntado y con el nivel que tenían había que crear un equipo muy profesional, y no me sentí capacitada. Después de pensarlo mucho, y teniendo en cuenta que, además, me encargo de coordinar traditori.es, donde soy la mujer orquesta, tengo un niño pequeño y en mis ratos libres traduzco, pedí ayuda al mismo grupo y les sugerí que se autocoordinaran. Tuvimos una suerte tremenda, porque se ofreció la candidata perfecta: Eva María Martínez. Una persona que ha estado ayudándome con la red social de forma desinteresada desde sus orígenes. A partir de ese momento, la dejé hacer. He aprendido a lo largo de estos meses que a mí se me da muy bien tener ideas, pero que la mayoría de veces soy un desastre a la hora de ponerlas en marcha. Admitir eso de entrada y retirarme a las oscuridades del proyecto ha sido lo que de verdad ha permitido que creciera y creciera. 

Eva: Había mucha gente interesada en aportar su granito de arena al proyecto, y lo que hicimos fue esperar un tiempo prudencial para que se uniera el mayor número de interesados posible. Al principio, la comunicación fue a través del propio portal, donde creábamos discusiones para debatir y proponer ideas, y poco después, Carolina creó una lista de correo interna para facilitar y agilizar la comunicación. Un par de meses después, varios miembros del equipo editorial sugirieron el uso de otras herramientas más cómodas que el correo para poder compartir documentos entre nosotros y comunicarnos a modo de foro, y ahora mismo compartimos lista de correo más foro para que todos los mensajes puedan llegar a todo el equipo.

No cabe la menor duda de que hay mucho trabajo y esfuerzo detrás de este proyecto, pero, ¿con qué recursos cuenta la Revista Traditori? ¿Es totalmente gratuita, verdad?

Carolina: Sí. De momento, la Revista Traditori, como el resto del proyecto, nace con vocación gratuita. Los únicos recursos con los que contamos son las personas que han querido invertir su tiempo, que ha sido mucho. Dependiendo de la acogida que tenga el primer número, nos plantearemos opciones de streaming editorial, que presenta muchas posibilidades. También ha surgido la idea de vender espacios publicitarios dentro de la revista para empresas del mundo de la traducción y universidades. Otra opción de financiación que me gusta mucho es Lánzanos.

Siendo sinceras, ¿en qué creéis que se diferencia esta publicación del resto de revistas sobre traducción?

Eva: Esta revista se diferencia de las demás porque el enfoque no pretende ser científico, sino divulgativo, y está orientada sobre todo a estudiantes universitarios y recién licenciados con el ánimo de guiarles un poco en su etapa posuniversitaria. Es, además, una revista en la que colabora muchísima gente joven con muchas ganas de aportar sus experiencias y conocimientos, a la que puede acceder todo el mundo sin excepción (profesionales, docentes, clientes potenciales, etc.) y en la que pretendemos mostrar al público lector un amplio abanico de secciones en las que abarcaremos las más variadas facetas de la profesión.

Y para terminar, ¿cómo animaríais al colectivo de traductores, correctores e intérpretes para que se unieran al portal traditori.es y le echaran un vistazo a esta prometedora publicación?

Carolina: Traditori es un proyecto que está en pañales y que de momento cuenta con pocos recursos económicos y humanos. Así y todo, la red social ha experimentado un crecimiento espectacular en los pocos meses que lleva activa. Se trata de un escaparate profesional, pero no es un mercado. Es un lugar para que traductoras y traductores amplíen su red de contactos, compartan trabajo, recursos, debates, etc. El aspecto técnico está por pulir, la web tiene que ser más interactiva y proporcionar una mejor experiencia de usuario, pero ofrecemos una herramienta y práctica para adentrarse en el mundillo. Gracias a Traditori conozco y leo blogs sobre traducción, he conocido a más traductores de mi área de residencia o de mi especialidad. Cuando tengo una sobrecarga de trabajo, tengo posibilidades de encontrar a un profesional solvente al que, además, conozco. Para mí, esa era la clave de todo esto. La Revista es solo un plus añadido a todo esto y, sinceramente, creo que los profesionales la leerán sin tener que vendernos mucho. Sencillamente es algo que mucha gente estaba esperando.

Eva: Traditori es un portal gratuito donde podemos encontrar y compartir con los colegas de profesión todo lo que llegue a nuestras manos (desde recursos hasta ofertas de trabajo), por lo que, desde mi punto de vista, estar dado de alta en él solo puede suponer ventajas.

En cuanto a por qué deben echar un vistazo a esta nueva publicación, pues simplemente les animo a hacerlo porque va a ser una revista con contenidos diferentes y con aportaciones de jóvenes profesionales con ganas de pisar fuerte, lo cual le da un valor especial. Además, todos los que formamos el equipo editorial estamos muy ilusionados con el proyecto y esperamos que tenga una buena acogida tanto entre los propios miembros del portal como entre aquellos que se animen a visitarlo solo para ojear la revista, ya que se podrá acceder a ella sin estar registrado en el portal.

martes, 6 de septiembre de 2011

Las traducciones erróneas más comunes

Al aceptar una traducción, tanto traductores como correctores deben responsabilizarse de su calidad. Como ya he mencionado en entradas anteriores, cuando nos hacemos cargo de un proyecto, hemos de estar seguros de poder llevarlo a cabo, no solamente por tener disponibilidad para trabajar en él, sino también capacidad y habilidad para hacerlo. Normalmente los traductores se especializan en temas concretos, según la formación que han recibido, pero muchas veces, los correctores no somos conscientes de nuestras limitaciones y nos enfrentamos a traducciones que, a veces, van más allá de nuestras posibilidades. Desde luego, el esfuerzo que realizamos los correctores es menor que el que dedica el traductor que, se presupone, debe estar muy familiarizado con el tema del material a traducir. Por esta razón, muchas veces, aceptamos trabajos que no creemos excesivamente complicados, subestimando su dificultad y confiando demasiado en el buen trabajo que, creemos, habrá hecho el traductor… meeec… ¡ERROR!

Si los correctores existimos es por algo. Cuatro ojos ven más que dos y, a la hora de traducir, por muy bueno que sea el traductor, por mucho que conozca el tema sobre el que traduce, por muchas consultas al diccionario que haya realizado y por más que haya repasado el texto, es más que probable que haya pasado algo por alto. Uno de los errores más importantes a los que nos enfrentamos los correctores son, sin duda, las traducciones erróneas, o mistranslations.

Por mi experiencia, he de decir que, en textos técnicos, las mistranslations están a la orden del día. Un truco para captarlas en una primera lectura rápida es mirar por encima al texto y realizar una búsqueda de los términos más técnicos que encontremos para comprobar que son correctos. Si encontramos algún término del que no estamos seguros, debemos avisar al responsable del proyecto de inmediato para que consulte nuestra duda al traductor original del texto o a otro lingüista experto en el tema y asegurarse de que la traducción sea correcta.

Tampoco debemos bajar la guardia en textos generales. Los traductores no son máquinas y, por eso, es vital que el corrector se asegure de que la traducción sea 100% correcta. La colocación de algunas palabras o frases pueden modificar el sentido gramatical y, por tanto, podemos equivocarnos al interpretar el significado del texto original. Un caso típico en gramática inglesa, por ejemplo, es el de uno o dos adjetivos seguidos de dos sustantivos. Aquí puede surgirnos la duda de si el/los adjetivo/s se refiere/n al sustantivo directo al que precede/n, o también al siguiente:

Texto original: «Chic white jeans and tops are available» Adjetivos + Sustantivo 1 + Sustantivo 2

Interpretación 1: (Chic white jeans) + tops (Adjetivos + Sustantivo 1) + Sustantivo 2

Interpretación 2: (Chic white jeans) + (chic white tops) (Adjetivos + Sustantivo 1) + (Adjetivo + Sustantivo 2)

En este caso, nuestro sentido común para comprender el contexto en que se encuentra esta frase es fundamental. Sin embargo, en ocasiones, ni fijándonos en el contexto podemos saber con certeza cuál es la relación de los elementos en la frase y nos cuesta decidir cuál es la opción adecuada; muchas veces porque el texto original es confuso y no terminamos de entender el sentido que debemos darle en la traducción. En estos casos siempre podemos consultar nuestra duda con el responsable del proyecto o el cliente para asegurarnos, en lugar de elegir únicamente la opción que nos parece más sencilla. El ejemplo anterior habla de adjetivos, pero podemos encontrarnos con un adverbio que puede modificar a varios verbos o incluso con otro sustantivo que actúa como modificador de los elementos posteriores.

Debemos estar alerta también, si traducimos un texto al inglés, con las típicas frases unidas mediante guiones en lengua inglesa. Recordemos que las frases que se utilizan como adjetivos en inglés deben utilizar guiones y escribirse en singular. Por ejemplo:

«A girl aged 31».
«A 31-year old girl».

Si, por el contrario, nos encontramos con que el texto original está escrito en inglés, igualmente debemos tener especial cuidado con este tipo de estructura. A veces, el cliente nos proporciona un texto que puede contener algún error, como por ejemplo que falte el guión en estos casos, lo que puede resultarnos confuso e incluso inducirnos a cometer un error al traducir. Por ejemplo:

«There are 33 CC BrandName bottles», en vez de la opción correcta: «There are 33-CC BrandName bottles»

Y esto puede malinterpretarse como: «There are 33 bottles of CC BrandName»

En vez de: «There are bottles of 33 CC of BrandName»

En caso de duda, como siempre aconsejo, mejor consultar con el cliente o el responsable del proyecto en lugar de arriesgarnos y tomar una mala decisión. Por supuesto, no debemos olvidar quitar el guión al traducir a otro idioma (no vayamos a dejar, tomando el ejemplo anterior, «CC-» en nuestra traducción). De igual manera, no hay que olvidar que aunque el modificador esté en plural, al «refrasear» hemos de utilizar el singular (Rules for modifiers of sustantives: Sustantive modifier rules) y en caso de que el elemento modificador sea una persona, utilizaremos un posesivo (The guidelines for students of Sheffield University: Sheffield University student guidelines).

Podemos encontrarnos con casos en los que el texto original está en inglés y el elemento modificador está en singular, y tenemos que decidir si en el idioma al que traducimos se escribiría también en singular o en plural. Para ello, debemos centrarnos de nuevo en el contexto. Además, tenemos la dificultad añadida de identificar el tipo de relación entre los elementos de la frase:

«Customer online survey guide»
«Guide of online survey(s) for/of customer(s)»

Los modismos o idioms también representan un aspecto problemático a la hora de identificar traducciones erróneas. Para ello debemos echar mano de un buen diccionario monolingüe, además de realizar las búsquedas necesarias en internet. No olvidéis entrecomillar la frase exacta en el buscador para que los resultados sean lo más precisos posible y evitar así resultados inexactos. Aunque los modismos no son comunes en textos técnicos, sí lo son en las traducciones creativas o en textos generales o dedicados a un público amplio, como boletines informativos o textos publicitarios.

Crear glosarios de modismos, falsos amigos o cualquier vocabulario técnico recurrente en las traducciones que normalmente llevamos a cabo puede ser también muy útil a la hora de ayudarnos a recordarlos. ¿Quién no se ha encontrado alguna vez con términos como: casualty, crime, deception, actually o abstract traducidos erróneamente? Puede parecer sencillo memorizar sus traducciones correctas, sin embargo nunca está de más crear un listado para tenerlas lo más presente posible.

Por otra parte, aunque las herramientas de traducción asistida están diseñadas para ahorrarnos tiempo y dinero, a veces son también la causa principal de inducción a una traducción errónea. Por ejemplo, en ocasiones segmentan acrónimos al final de una oración, oraciones enteras, direcciones, etc. En el caso de Wordfast, los placeables pueden jugarnos una mala pasada e incluir separaciones inadecuadas. En estos casos, la mejor opción es consultar el documento original y unificar los segmentos, por más cortos que sean, para comprender la información. De igual manera, las fuzzy matches son una fuente importante de conflicto y debemos tener especial precaución con ellas. Hemos de revisarlas a conciencia y asegurarnos de que plasman el significado del original. Por último, debemos comprobar si existe texto oculto en el documento, ya que puede ser problemático y quizá forme parte del resto del texto.

miércoles, 20 de julio de 2011

Las 10 responsabilidades principales del revisor (Parte II)

Como lo prometido es deuda, aquí tenéis la segunda parte de mi entrada anterior, donde ya escribí sobre las que considero las cuatro primeras pautas que se deben seguir a la hora de corregir o editar un texto. Espero que os resulten útiles estas seis últimas :) ¡Hasta la próxima!

5)  Números

Podemos encontrarnos números de teléfono o fax, direcciones, datos financieros, números de página o sección, tablas repletas de cientos de números, datos numéricos en gráficos o de manera intermitente a lo largo del texto. Igual que los nombres, los números son universales, y cometer un error tipográfico en este aspecto puede ser crucial. Debemos repasar los dígitos uno a uno, sé que cuesta trabajo, pero no queda otra. Si llevan separadores, debemos asegurarnos además de que estén adaptados a la norma del idioma de traducción. En inglés, por ejemplo, la coma y el punto tienen usos inversos al español de España, pero sin embargo, debemos conocer las excepciones, como, por ejemplo, el español de México, Puerto Rico o EE. UU, que mantienen estos separadores como en inglés. También es importante conocer las unidades métricas y las divisas, así como las normas de uso y posicionamiento de las mismas, de igual manera que el formato de los números de teléfono, que puede variar, y mucho, dependiendo de cada país. El Diccionario panhispánico de dudas puede sernos de gran utilidad en estos casos. Además,  podemos encontrar los números escritos, sobre todo en textos legales (p. ej.: doscientos (200) euros); en este caso, la herramienta de revisión puede ayudarnos, pero no está de más repasarlos manualmente.
Muchas veces, nos encontraremos con medidas que no utiliza la audiencia a la que va dirigida la traducción. Es el caso por ejemplo de los pies o las millas, utilizadas en EE. UU. y que cuentan con el equivalente de metros o kilómetros en español de España. En este caso deberemos asegurarnos de que el traductor ha adaptado estas medidas correctamente. Existen conversores muy útiles en la red que nos pueden resultar de gran ayuda y ahorrarnos tiempo. Debemos ser coherentes y no incluir medidas distintas para un mismo contexto. Si utilizamos metros, no utilicemos pies también.


6)  Puntuación

En ocasiones la puntuación varía y hemos de adaptarla a la normativa de la lengua a la que traducimos. En general, se aconseja seguir la puntuación del texto original, pero si tenemos la certeza de que la traducción necesita adaptación, la cambiamos y podemos añadir una nota explicativa que el jefe de proyecto borrará antes de entregar el archivo. Aseguraos de que la puntuación es coherente a lo largo del texto, sobre todo en las enumeraciones. Tened especial cuidado al repasar que todos los párrafos incluyan el punto final y en evitar espacios o puntuación dobles entre palabras (para esto podemos utilizar la herramienta de «Buscar y reemplazar» en Word). En determinados idiomas, como en francés, se insertan espacios antes de determinados signos de puntuación. Un error común es utilizar diferentes tipos de comillas a lo largo del texto («, “, ˈ, ˌ͈). Debemos tener estos aspectos en cuenta y ser cuidadosos al revisarlos.

7)  Coherencia

La coherencia en el texto es lo que hace que un proyecto pase de ser mediocre o incluso incorrecto a brillante, preciso y profesional. Consultar la memoria de traducción, cuando sea posible, glosarios, guías de estilo, o trabajos anteriores puede ser vital a la hora de mantener la coherencia con proyectos previos y por lo tanto, futuros. Debemos evitar realizar cambios subjetivos e innecesarios y limitarnos únicamente a realizar los que verdaderamente mejoren el estilo o la calidad de la redacción. Debemos dejar nuestras preferencias a un lado y ser lo más objetivos posible. A veces, se utilizan sinónimos de una palabra, dependiendo del contexto,  que en el texto original solamente se utiliza en una de sus formas; esto es perfectamente válido, pero debemos evitar el uso de palabras diferentes para referirnos a un mismo objeto en un mismo contexto siempre y que sea posible. Utilizar un mismo tono en la redacción (no mezclar los tratamientos «tú» y «usted»); no intercalar imperativos e infinitivos en fórmulas similares (es mejor decantarse por una de ellas únicamente); o utilizar acrónimos de forma consistente, etc. son detalles esenciales que marcan la diferencia en nuestro trabajo.

8) Formato

En ocasiones el cliente demanda que el formato de la traducción sea lo más parecido posible al del texto original. Si se nos indica, por lo tanto, debemos fijarnos en el tipo, color y tamaño del texto, así como también si está en cursiva, negrita, subrayado o si se utilizan las funciones de superíndice y subíndice. Las tabulaciones son también importantes, así como el alineamiento del texto (centrado, alineado a la derecha o a la izquierda o justificado). Los saltos de página, palabra, sección o línea deben tenerse en consideración, al igual que el espaciado (simple, doble, 1,5, etc.). Los elementos no lingüísticos juegan a menudo un papel importante (imágenes, gráficos, guiones, viñetas, etc.). Cuando adaptamos o reproducimos formatos en documentos de PowerPoint debemos ser extra cuidadosos con todos estos elementos, ya que su función principal es la visual, y el cliente mirará con lupa el formato.

9) Repaso final

Asegurémonos de que hemos seguido las instrucciones correctamente, comparemos una vez más, por encima, el texto original con el documento que pensamos que está listo para entregar, dejemos de lado cualquier duda que hayamos podido tener durante nuestra corrección y centrémonos en comparar formatos, secciones, puntuación, acentuación, cuadros de texto, etc.

10) Actualización de memorias de traducción

Una vez estamos seguros de que el texto es correcto, si hemos utilizado una memoria de traducción debemos actualizarla y enviarla al jefe de proyecto. Utilizar memorias de traducción actualizadas es importante no solo para ahorrar gastos a la agencia, sino para evitar incoherencias a la hora de traducir futuros proyectos. Si tuviéramos que implementar cualquier preferencia o cambio requerido por el cliente, no debemos olvidar actualizar la memoria de traducción con estos cambios si fuera posible. Y en el caso de encontrar cualquier error o incoherencia en la memoria, debemos informar al jefe de proyecto en caso de que debiéramos corregir estos datos de inmediato.

Un truquito: en Wordfast la herramienta «Transcheck» nos ayuda a identificar números o puntuación errónea, texto que falta, etc. ¡Es muy interesante y nos puede ayudar muchísimo!