miércoles, 6 de julio de 2011

Las 10 responsabilidades principales del revisor (Parte I)

¡Hola a tod@s!

En primer lugar, pediros disculpas por haber tardado tantas semanas en subir una nueva entrada; la verdad es que he ido bastante liada. He comenzado clases de guitarra y cocina alternativa y me ha costado un poquito organizar mi tiempo libre (que, como os imaginaréis, es bastante limitado).

En las dos próximas entradas quería comentaros las que considero las diez responsabilidades principales del revisor/ responsable de calidad/ jefe de proyecto o cualquier lingüista que se encargue de revisar una traducción antes de entregarla al cliente. Por supuesto, una vez más, recordad que estas pautas que recojo aquí se basan en mi experiencia profesional en este campo y que por tanto, no son los diez mandamientos J Personalmente las considero de vital importancia, pero seguro que varían para cada un@ de vosotr@s (ya se sabe que «cada maestrillo tiene su librillo», ¿no?)  Para que no os quedéis ciegos de leer, como siempre me excedo tanto (lo siento, ¡no lo puedo evitar!) os incluyo las cuatro primeras responsabilidades en esta primera parte, y las seis próximas las ocuparé en la segunda parte de la entrada que prometo subir muy pronto J.  Gracias por leerme y ¡espero que os resulten útiles!

1)      Instrucciones, documentos originales, material adicional: qué tengo que hacer

Sé que soy superpesada con este punto pero es que es MUY IMPORTANTE que leamos las instrucciones ANTES y DESPUÉS de empezar el proyecto y nos preocupemos por entenderlas a la perfección. Y si no es así: ¡Preguntad! Como correctores, debemos asegurarnos no solo de hacer bien nuestro trabajo, sino de que el traductor también ha hecho el suyo correctamente; por eso, hemos de comprobar que el traductor ha seguido las instrucciones al pie de la letra y, si no es así, debemos ponernos en contacto con el responsable del proyecto para informarle. En muchas ocasiones seremos nosotros los que deberemos sufragar estos errores del traductor (que en este caso no serían nuestra responsabilidad en teoría) pero siempre es bueno que el jefe de proyecto sepa que hacemos bien nuestro trabajo.
Además, debemos comprobar que el texto original se corresponde con la traducción que debemos corregir. Muchas veces el jefe de proyecto «traspapela» algún archivo que otro y debemos asegurarnos de que tenemos todo lo que necesitamos antes de comenzar. ¡Acordaos de preguntar si existe algún material de referencia que podáis seguir!

2)      Ortografía: ¡La herramienta de autocorrección es nuestra amiga!

Por más que leamos el texto, a veces se nos amontonan las palabras, somos humanos, cometemos errores y sí, la herramienta de autocorrección nos puede sacar de más de un apuro. ¿Cómo utilizarla correctamente dependiendo del tipo de archivo al que nos enfrentamos?

-          Word
 En Word 2003 la encontramos en el menú de «Herramientas»  y en el 2010 en el de «Inicio», por ejemplo, pero el simbolito de correcto en azul es característico y se encuentra fácilmente.

-           Excel y PDF
 En el caso de documentos en Excel, a veces la función está habilitada y podemos encontrarla sin dificultad, igual que en Word; si no es así, podemos seleccionar y pegar el texto en un documento de Word en blanco y así nos aseguraremos de que no se nos ha escapado nada, como tendremos que hacer en el caso de los PDF… Es más trabajo, lo sé, pero creedme, a la larga, vale la pena.

-          PowerPoint 
Los documentos en PowerPoint pueden ser problemáticos debido a la cantidad de cuadros de texto y gráficos que suelen llevar. Una buena opción sería crear una macro para cambiar el idioma en todas las diapositivas y que no se nos pase nada.

-           SDLX y Wordfast 
En SDLX seleccionamos el texto y aplicamos la herramienta de revisión integrada en el mismo programa. En Wordfast la mejor opción es utilizar el botón de vista previa, que transforma el documento a formato Word y así podemos revisar el documento con mayor seguridad.

Ojo con los cuadros de texto, encabezados, pies de página y notas al pie: si tenemos algún que otro cuadro de texto, podemos revisarlo manualmente seleccionando el encuadre, pero si hay demasiados, es mejor no correr riesgos y utilizar otra herramienta útil, «Reemplazar», y desplegar sus opciones avanzadas. Ahí, en la etiqueta «Formato» seleccionamos la opción «Idioma» y nos aseguramos que la opción de «Corregir ortografía o gramática» no esté seleccionada y entonces, «Reemplazamos todo». Así nos aseguramos de que los cuadros de texto también están incluidos en la revisión.

A veces, una misma palabra se repite a lo largo del texto y el corrector siempre nos la marca. En este caso, podemos utilizar la función «Ignorar todas» y así, ahorramos tiempo. En ocasiones, después de haber ignorado una palabra con esta función, se nos vuelve a marcar de nuevo,  o al menos, eso creemos, (muchas veces esto sucede con nombres propios, marcas, topónimos, etc. que pueden resultarnos más o menos desconocidos) debemos tener cuidado de que no haya ninguna falta de ortografía tan mínima que podamos haber obviado y repasar la palabra para estar seguros de que todo es correcto.

3)      ¿Falta texto?

Cuidado con las listas largas (países, empresas, nombres propios, etc.). Contad los elementos para aseguraros de que el traductor no se ha «comido» ninguna palabra; frases largas (si tenéis que partirlas en segmentos para corregirlas mejor, hacedlo, no las intentéis memorizar); también podemos tomar como referencia elementos gráficos para analizar si falta texto: puntuación, números o fotografías en el texto de origen pueden ayudarnos a la hora de determinar si falta texto en la traducción. Por supuesto, esta última recomendación es un apoyo, debemos leer el texto cuidadosamente para asegurarnos de que todos los elementos están incluidos.

4)      Nombres

Debemos prestar especial atención a la ortografía de los nombres propios, marcas comerciales, publicaciones, sitios web, empresas, etc. Tened en cuenta que por muy bien redactada que esté una traducción, si cometemos un error en cualquier nombre, nuestro trabajo se verá seriamente cuestionado por el cliente. Pensad que quizá el cliente no hable nuestro idioma, pero si ve el nombre de su empresa mal escrito, pensará que nuestro trabajo no es preciso y dudará automáticamente de la calidad de la traducción. Aquí no podemos ayudarnos de la herramienta de autocorrección, debemos repasar los nombres cuidadosamente letra por letra para asegurarnos de que se corresponden con el texto original. Es importante fijarnos en el uso de mayúsculas y minúsculas a principio o mitad de palabra, guiones, u otros símbolos que se puedan añadir, como por ejemplo el de marca registrada, ya que pueden marcar la diferencia en una marca comercial (p. ej.: McDonald´s, AstraZeneca, Bioibérica, Boehringer-Ingelheim, etc.). Cuidado también con los acrónimos y las siglas: a veces juegan malas pasadas..

7 comentarios:

  1. Para ser filóloga vocacional y supuesta traductora, vaya patada al diccionario que le das haciendo uso de esas arrobas como desdoblamiento de género. Ya con eso no dan ganas de seguir leyendo...

    ResponderEliminar
  2. No entiendo tu réplica, Carlos Daniel. Creo que esto es una bitácora, algo desenfadado. No es ni un artículo científico para publicar ni tampoco la Biblia.
    Si no quieres seguir leyendo, no lo hagas, nadie te obliga a ello; por algo vivimos en un mundo libre.

    Pero yo sí que he seguido leyendo. Me ha parecido muy interesante (como siempre) y a los traductores y correctores nos va muy bien que, de vez en cuando, nos regalen una lista de cosas que debemos seguir y de las que no nos debemos olvidar.

    Gracias, Vanessa.

    ResponderEliminar
  3. Como dice Curri, muchas gracias Vanessa por recordarnos estas cosas tan IMPORTANTES para los que nos dedicamos a traducir y corregir. Espero con ganas la segunda parte :-)

    ResponderEliminar
  4. ¡Hola!

    En primer lugar, gracias por pasaros por aquí y haberos tomado la molestia de comentar :)

    Carlos Daniel, sin que suene a justificación por tu comentario desafortunado, he de decir que me encanta utilizar la arroba para dar un tono desenfadado a mis entradas, así que, aunque jamás la utilizaría en un ensayo literario o una de mis traducciones para indicar un desdoblamiento de género, puesto que sé de sobra que su uso es normativamente incorrecto, seguiré haciéndolo en mi blog, igual que continuaré incluyendo emoticonos, ya que me puedo tomar las licencias que considere oportunas :). Además, tratándose de un medio de difusión informal y fresco, no considero que su uso sea una falta de ortografía por desconocimiento. Está utilizada totalmente a propósito y con un fin claro: como recurso gráfico con reminiscencias lingüísticas con el que pretendo hacer un guiño al tipo de portal en el que lo publico (electrónico) y no como un signo lingüístico en sí mismo; todo el mundo es libre de opinar, por supuesto, mientras se haga desde el respeto, aunque desde luego el tono de tu comentario está bastante lejos de la crítica constructiva según lo entiendo... Lo veo totalmente fuera de lugar.

    Curri y Sandra, gracias por vuestro apoyo incondicional. Ya tengo las pilas cargadas para publicar muy pronto la segunda parte de la entrada. Espero que también os guste tanto como esta :)

    ResponderEliminar
  5. Como siempre es un placer leer tus entradas. Estoy totalmente de acuerdo contigo sobre los puntos que señalas y espero que publiques pronto los que faltan.

    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  6. ¡Muy buena entrada! Gracias por el trabajo que te tomas en actualizar tu blog con puntos tan importantes como estos.

    Un saludo,

    Alicia Dakota


    P.D. Me encanta tu arroba ;).

    ResponderEliminar
  7. ¡Muchas gracias por pasarte, Alicia!
    Nos leemos en twitter ;)

    ResponderEliminar