miércoles, 20 de julio de 2011

Las 10 responsabilidades principales del revisor (Parte II)

Como lo prometido es deuda, aquí tenéis la segunda parte de mi entrada anterior, donde ya escribí sobre las que considero las cuatro primeras pautas que se deben seguir a la hora de corregir o editar un texto. Espero que os resulten útiles estas seis últimas :) ¡Hasta la próxima!

5)  Números

Podemos encontrarnos números de teléfono o fax, direcciones, datos financieros, números de página o sección, tablas repletas de cientos de números, datos numéricos en gráficos o de manera intermitente a lo largo del texto. Igual que los nombres, los números son universales, y cometer un error tipográfico en este aspecto puede ser crucial. Debemos repasar los dígitos uno a uno, sé que cuesta trabajo, pero no queda otra. Si llevan separadores, debemos asegurarnos además de que estén adaptados a la norma del idioma de traducción. En inglés, por ejemplo, la coma y el punto tienen usos inversos al español de España, pero sin embargo, debemos conocer las excepciones, como, por ejemplo, el español de México, Puerto Rico o EE. UU, que mantienen estos separadores como en inglés. También es importante conocer las unidades métricas y las divisas, así como las normas de uso y posicionamiento de las mismas, de igual manera que el formato de los números de teléfono, que puede variar, y mucho, dependiendo de cada país. El Diccionario panhispánico de dudas puede sernos de gran utilidad en estos casos. Además,  podemos encontrar los números escritos, sobre todo en textos legales (p. ej.: doscientos (200) euros); en este caso, la herramienta de revisión puede ayudarnos, pero no está de más repasarlos manualmente.
Muchas veces, nos encontraremos con medidas que no utiliza la audiencia a la que va dirigida la traducción. Es el caso por ejemplo de los pies o las millas, utilizadas en EE. UU. y que cuentan con el equivalente de metros o kilómetros en español de España. En este caso deberemos asegurarnos de que el traductor ha adaptado estas medidas correctamente. Existen conversores muy útiles en la red que nos pueden resultar de gran ayuda y ahorrarnos tiempo. Debemos ser coherentes y no incluir medidas distintas para un mismo contexto. Si utilizamos metros, no utilicemos pies también.


6)  Puntuación

En ocasiones la puntuación varía y hemos de adaptarla a la normativa de la lengua a la que traducimos. En general, se aconseja seguir la puntuación del texto original, pero si tenemos la certeza de que la traducción necesita adaptación, la cambiamos y podemos añadir una nota explicativa que el jefe de proyecto borrará antes de entregar el archivo. Aseguraos de que la puntuación es coherente a lo largo del texto, sobre todo en las enumeraciones. Tened especial cuidado al repasar que todos los párrafos incluyan el punto final y en evitar espacios o puntuación dobles entre palabras (para esto podemos utilizar la herramienta de «Buscar y reemplazar» en Word). En determinados idiomas, como en francés, se insertan espacios antes de determinados signos de puntuación. Un error común es utilizar diferentes tipos de comillas a lo largo del texto («, “, ˈ, ˌ͈). Debemos tener estos aspectos en cuenta y ser cuidadosos al revisarlos.

7)  Coherencia

La coherencia en el texto es lo que hace que un proyecto pase de ser mediocre o incluso incorrecto a brillante, preciso y profesional. Consultar la memoria de traducción, cuando sea posible, glosarios, guías de estilo, o trabajos anteriores puede ser vital a la hora de mantener la coherencia con proyectos previos y por lo tanto, futuros. Debemos evitar realizar cambios subjetivos e innecesarios y limitarnos únicamente a realizar los que verdaderamente mejoren el estilo o la calidad de la redacción. Debemos dejar nuestras preferencias a un lado y ser lo más objetivos posible. A veces, se utilizan sinónimos de una palabra, dependiendo del contexto,  que en el texto original solamente se utiliza en una de sus formas; esto es perfectamente válido, pero debemos evitar el uso de palabras diferentes para referirnos a un mismo objeto en un mismo contexto siempre y que sea posible. Utilizar un mismo tono en la redacción (no mezclar los tratamientos «tú» y «usted»); no intercalar imperativos e infinitivos en fórmulas similares (es mejor decantarse por una de ellas únicamente); o utilizar acrónimos de forma consistente, etc. son detalles esenciales que marcan la diferencia en nuestro trabajo.

8) Formato

En ocasiones el cliente demanda que el formato de la traducción sea lo más parecido posible al del texto original. Si se nos indica, por lo tanto, debemos fijarnos en el tipo, color y tamaño del texto, así como también si está en cursiva, negrita, subrayado o si se utilizan las funciones de superíndice y subíndice. Las tabulaciones son también importantes, así como el alineamiento del texto (centrado, alineado a la derecha o a la izquierda o justificado). Los saltos de página, palabra, sección o línea deben tenerse en consideración, al igual que el espaciado (simple, doble, 1,5, etc.). Los elementos no lingüísticos juegan a menudo un papel importante (imágenes, gráficos, guiones, viñetas, etc.). Cuando adaptamos o reproducimos formatos en documentos de PowerPoint debemos ser extra cuidadosos con todos estos elementos, ya que su función principal es la visual, y el cliente mirará con lupa el formato.

9) Repaso final

Asegurémonos de que hemos seguido las instrucciones correctamente, comparemos una vez más, por encima, el texto original con el documento que pensamos que está listo para entregar, dejemos de lado cualquier duda que hayamos podido tener durante nuestra corrección y centrémonos en comparar formatos, secciones, puntuación, acentuación, cuadros de texto, etc.

10) Actualización de memorias de traducción

Una vez estamos seguros de que el texto es correcto, si hemos utilizado una memoria de traducción debemos actualizarla y enviarla al jefe de proyecto. Utilizar memorias de traducción actualizadas es importante no solo para ahorrar gastos a la agencia, sino para evitar incoherencias a la hora de traducir futuros proyectos. Si tuviéramos que implementar cualquier preferencia o cambio requerido por el cliente, no debemos olvidar actualizar la memoria de traducción con estos cambios si fuera posible. Y en el caso de encontrar cualquier error o incoherencia en la memoria, debemos informar al jefe de proyecto en caso de que debiéramos corregir estos datos de inmediato.

Un truquito: en Wordfast la herramienta «Transcheck» nos ayuda a identificar números o puntuación errónea, texto que falta, etc. ¡Es muy interesante y nos puede ayudar muchísimo!

miércoles, 6 de julio de 2011

Las 10 responsabilidades principales del revisor (Parte I)

¡Hola a tod@s!

En primer lugar, pediros disculpas por haber tardado tantas semanas en subir una nueva entrada; la verdad es que he ido bastante liada. He comenzado clases de guitarra y cocina alternativa y me ha costado un poquito organizar mi tiempo libre (que, como os imaginaréis, es bastante limitado).

En las dos próximas entradas quería comentaros las que considero las diez responsabilidades principales del revisor/ responsable de calidad/ jefe de proyecto o cualquier lingüista que se encargue de revisar una traducción antes de entregarla al cliente. Por supuesto, una vez más, recordad que estas pautas que recojo aquí se basan en mi experiencia profesional en este campo y que por tanto, no son los diez mandamientos J Personalmente las considero de vital importancia, pero seguro que varían para cada un@ de vosotr@s (ya se sabe que «cada maestrillo tiene su librillo», ¿no?)  Para que no os quedéis ciegos de leer, como siempre me excedo tanto (lo siento, ¡no lo puedo evitar!) os incluyo las cuatro primeras responsabilidades en esta primera parte, y las seis próximas las ocuparé en la segunda parte de la entrada que prometo subir muy pronto J.  Gracias por leerme y ¡espero que os resulten útiles!

1)      Instrucciones, documentos originales, material adicional: qué tengo que hacer

Sé que soy superpesada con este punto pero es que es MUY IMPORTANTE que leamos las instrucciones ANTES y DESPUÉS de empezar el proyecto y nos preocupemos por entenderlas a la perfección. Y si no es así: ¡Preguntad! Como correctores, debemos asegurarnos no solo de hacer bien nuestro trabajo, sino de que el traductor también ha hecho el suyo correctamente; por eso, hemos de comprobar que el traductor ha seguido las instrucciones al pie de la letra y, si no es así, debemos ponernos en contacto con el responsable del proyecto para informarle. En muchas ocasiones seremos nosotros los que deberemos sufragar estos errores del traductor (que en este caso no serían nuestra responsabilidad en teoría) pero siempre es bueno que el jefe de proyecto sepa que hacemos bien nuestro trabajo.
Además, debemos comprobar que el texto original se corresponde con la traducción que debemos corregir. Muchas veces el jefe de proyecto «traspapela» algún archivo que otro y debemos asegurarnos de que tenemos todo lo que necesitamos antes de comenzar. ¡Acordaos de preguntar si existe algún material de referencia que podáis seguir!

2)      Ortografía: ¡La herramienta de autocorrección es nuestra amiga!

Por más que leamos el texto, a veces se nos amontonan las palabras, somos humanos, cometemos errores y sí, la herramienta de autocorrección nos puede sacar de más de un apuro. ¿Cómo utilizarla correctamente dependiendo del tipo de archivo al que nos enfrentamos?

-          Word
 En Word 2003 la encontramos en el menú de «Herramientas»  y en el 2010 en el de «Inicio», por ejemplo, pero el simbolito de correcto en azul es característico y se encuentra fácilmente.

-           Excel y PDF
 En el caso de documentos en Excel, a veces la función está habilitada y podemos encontrarla sin dificultad, igual que en Word; si no es así, podemos seleccionar y pegar el texto en un documento de Word en blanco y así nos aseguraremos de que no se nos ha escapado nada, como tendremos que hacer en el caso de los PDF… Es más trabajo, lo sé, pero creedme, a la larga, vale la pena.

-          PowerPoint 
Los documentos en PowerPoint pueden ser problemáticos debido a la cantidad de cuadros de texto y gráficos que suelen llevar. Una buena opción sería crear una macro para cambiar el idioma en todas las diapositivas y que no se nos pase nada.

-           SDLX y Wordfast 
En SDLX seleccionamos el texto y aplicamos la herramienta de revisión integrada en el mismo programa. En Wordfast la mejor opción es utilizar el botón de vista previa, que transforma el documento a formato Word y así podemos revisar el documento con mayor seguridad.

Ojo con los cuadros de texto, encabezados, pies de página y notas al pie: si tenemos algún que otro cuadro de texto, podemos revisarlo manualmente seleccionando el encuadre, pero si hay demasiados, es mejor no correr riesgos y utilizar otra herramienta útil, «Reemplazar», y desplegar sus opciones avanzadas. Ahí, en la etiqueta «Formato» seleccionamos la opción «Idioma» y nos aseguramos que la opción de «Corregir ortografía o gramática» no esté seleccionada y entonces, «Reemplazamos todo». Así nos aseguramos de que los cuadros de texto también están incluidos en la revisión.

A veces, una misma palabra se repite a lo largo del texto y el corrector siempre nos la marca. En este caso, podemos utilizar la función «Ignorar todas» y así, ahorramos tiempo. En ocasiones, después de haber ignorado una palabra con esta función, se nos vuelve a marcar de nuevo,  o al menos, eso creemos, (muchas veces esto sucede con nombres propios, marcas, topónimos, etc. que pueden resultarnos más o menos desconocidos) debemos tener cuidado de que no haya ninguna falta de ortografía tan mínima que podamos haber obviado y repasar la palabra para estar seguros de que todo es correcto.

3)      ¿Falta texto?

Cuidado con las listas largas (países, empresas, nombres propios, etc.). Contad los elementos para aseguraros de que el traductor no se ha «comido» ninguna palabra; frases largas (si tenéis que partirlas en segmentos para corregirlas mejor, hacedlo, no las intentéis memorizar); también podemos tomar como referencia elementos gráficos para analizar si falta texto: puntuación, números o fotografías en el texto de origen pueden ayudarnos a la hora de determinar si falta texto en la traducción. Por supuesto, esta última recomendación es un apoyo, debemos leer el texto cuidadosamente para asegurarnos de que todos los elementos están incluidos.

4)      Nombres

Debemos prestar especial atención a la ortografía de los nombres propios, marcas comerciales, publicaciones, sitios web, empresas, etc. Tened en cuenta que por muy bien redactada que esté una traducción, si cometemos un error en cualquier nombre, nuestro trabajo se verá seriamente cuestionado por el cliente. Pensad que quizá el cliente no hable nuestro idioma, pero si ve el nombre de su empresa mal escrito, pensará que nuestro trabajo no es preciso y dudará automáticamente de la calidad de la traducción. Aquí no podemos ayudarnos de la herramienta de autocorrección, debemos repasar los nombres cuidadosamente letra por letra para asegurarnos de que se corresponden con el texto original. Es importante fijarnos en el uso de mayúsculas y minúsculas a principio o mitad de palabra, guiones, u otros símbolos que se puedan añadir, como por ejemplo el de marca registrada, ya que pueden marcar la diferencia en una marca comercial (p. ej.: McDonald´s, AstraZeneca, Bioibérica, Boehringer-Ingelheim, etc.). Cuidado también con los acrónimos y las siglas: a veces juegan malas pasadas..